Exoesqueleto

Un exoesqueleto es el esqueleto externo continuo que recubre, sostiene y protege el cuerpo de un animal por fuera como si fuera una armadura[1] y no como como ocurre por ejemplo en los seres humanos que tenemos un esqueleto interno o endoesqueleto.
Muchos animales invertebrados como los artrópodos (es decir, insectos, arañas, miriápodos y crustáceos) tienen un exoesqueleto.
Los exoesqueletos contienen componentes rígidos y resistentes que cumplen una serie de funciones que incluyen protección, excreción, detección, soporte, alimentación y (para organismos terrestres) actúan como una barrera contra la desecación.
Muda
El crecimiento de los artrópodos requiere que se desprendan periódicamente de su esqueleto externo, fenómeno al que nos referimos como muda.
Cuando llega el momento el animal pasa a un estado de reposo durante el cual se afloja la consistencia del exoesqueleto y a la vez se forma la nueva capa protectora. Por un aumento de presión interna se desgarra el viejo exoesqueleto y el animal sale en un estado de debilidad y con el exoesqueleto de consistencia blanda. En un plazo más o menos breve la nueva cubierta se endurece.[2]